2007: una raya más en la pared

Como en otras áreas, la cultura alternativa tuvo un año de contrastes. El graffiti ganó terreno, colectivos alzaron la voz para denunciar acoso policial y el Tianguis Cultural celebró doce años con nuevo reglamento.
Las ruedas de la tabla giran y giran y giran. Recorren, una y otra vez, el Parque Revolución. Vuelan sobre escalones, giran bajo el cuerpo de su guía. En otro rincón de la ciudad, una lata escupe su pintura en la pared. Delinea figuras, letras, seres invocados desde la fantasía. Más allá, el danzón envuelve los oídos y cautiva los pies. Es la cultura de la calle. La que no cabe en museos o centros culturales. La que sigue atrayendo cada día a más adeptos. Durante 2007, las manifestaciones culturales alternativas encontraron en las calles de la ciudad su mejor inspiración y escenario. Desde los skatos hasta los danzoneros del andador Coronilla, pasando por los anarcopunks, graffiteros, amantes del esténcil y los stickers, todos se encargaron de demostrar que la cultura ama la calle, la delinea con aerosol y la recorre en patineta.

El que termina representó un buen año para los graffiteros, aun cuando sea prácticamente imposible seguirles el rastro: un día el muro luce blanco y al siguiente ya ostenta una cicatriz de acrílico. Una de las pocas oportunidades para contemplar a los artistas en acción llegó en agosto: convocados por una marca tequilera varios colectivos locales, de la ciudad de México y Querétaro —Pabaco, The City Loves You, Freakolors, VRS y Zzierra Rrezzia— lacaron con sus latas vallas publicitarias como parte del Massive Urban Art Show. Durante todo el sábado 18 de agosto, artistas como Smithe, Dear, Papel, Miguer y Nucre dieron vida sobre los muros a chicas de revista, peludos personajes y paisajes abstractos. “Es un esfuerzo para dejar de satanizar el graffiti”, opinó Alejandro Peña, coordinador del colectivo Pabaco.

Y aunque no todos los que participaron estuvieron de acuerdo con dejar el anonimato, lo cierto fue que se dejó constancia de una cosa: el graffiti, en Guadalajara, es cada vez menos clandestino y gana más espacios. “Cuando trabajas legal le puedes echar más estilo, pero cuando trabajas de manera clandestina tienes más satisfacción personal”, expresaron Uncle y Dyal durante el Massive Urban Show.

El año que se va también sirvió para comprobar, una vez más, que los artistas del aerosol locales nada le piden a los fuereños: en junio, Peque —Alejandro Martínez— y Dyal —Miguel Hernández— fueron invitados a exponer, junto con otros aristas del graffiti de México, Estados Unidos y Japón, en la galería Melt de Los Ángeles. También se generaron intercambios con otros crews del país, y en el mismo derrotero siguieron esténciles y stickers: lenta pero inexorablemente, siguió aumentando el tapiz en calles, camiones y muros, como el del costado del Cine del Estudiante, donde desde octubre pasado conviven vagabundos, los personajes Zumbada y Nolose, pequeños osos y conejos plasmados por Peque, Caguamo y Orlandoto como parte de los festejos del número 500 de la Gaceta de la UdeG. Y para despedir el año, en la esquina de Madero y Robles Gil el rostro de Freud aparece rodeado de brillantes esporas, metrópolis y figuras geométricas que dan forma a El sueño tecnológico, graffiti realizado por artistas locales convocados por la revista Matika y Casa Sigmund Freud. Sueño que desaparecerá en tres meses: ese fue el plazo que Ayuntamiento de Guadalajara otorgó porque los vecinos lo consideran “arte de cholos”.

Pero mientras el graffiti ganaba terreno, diversos grupos anarcopunks como Sacco y Vanzetti, Mesa Colorada, Cooperativa Regeneración y Veganos Anarquistas por la Consecuencia Activa (VACA) comenzaron a sentir la fuerza del brazo policial. En agosto, esos colectivos, así como otros jóvenes, alzaron la voz ante el acoso y hostigamiento del que, dijeron, eran objeto en el Parque Revolución y en los alrededores de la Plaza Juárez. La autoridad rechazó la acusación, pero poco después se comprobó que algo no andaba del todo bien: en octubre, los participantes de la instalación Carril de bici, que formó parte del Foro Internacional de Arquitectura Complot el 21 de octubre, fueron detenidos porque, según elementos de la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJEJ), estaban dañando el patrimonio de la ciudad. “Represión”, dijeron artistas y anarcopunks. “Vandalismo”, contrargumentaron las autoridades. Y es que, parece ser, el espacio público no lo es tanto.

Un lugar que ha resistido la represión y ha sido un espacio de diversidad es el Tianguis Cultural, que el pasado 15 de diciembre celebró doce años de existencia con una extensa jornada de conciertos y su salida del Departamento de Tianguis: nuevamente será la Dirección de Cultura la encargada del espacio sabatino.

Los involucrados en la contracultura y el arte urbano, cada cual en su trinchera, se dieron a la tarea de demostrar que la cultura traspasa muros porque que le gustan las válvulas de una lata, andar en patineta, bailar a ritmo de danzón. En Guadalajara, al arte y la cultura les gusta estar en la calle.

Guadalajara•Édgar Velasco Barajas/Karla Bañuelos Sáenz
Este artículo fué publicado en:
http://www.milenio.com/guadalajara/milenio/nota.asp?id=574890

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