Se plantan libros...

BERLÍN.-

De Berlín se dice que la cultura se respira en cada esquina, pero ¿que incluso se encuentran libros gratis en la calle? La respuesta es sí.

Un proyecto llamado "Bosque de Libros" ideado por un movimiento mundial de lectura fue lanzado recientemente en la capital alemana con el objetivo de fomentar el placer por la lectura en todos los ciudadanos.

"Con esto se completa la cadena de valor bosque-madera-libro y contribuimos a una formación laboral sostenible", explicó a REFORMA Ilka Holtorf, de la asociación Baufachfrau (Mujer Experta en Construcción), creadora del proyecto.

Esta asociación alemana puso a trabajar a mujeres de las áreas de bosques, carpintería, medios, imprenta y librerías para concebir el "Bosque de Libros" de Berlín.

El resultado fue la adecuación de troncos secos transformados en libreros que fueron plantados en la banqueta de una de las calles centrales del barrio de moda berlinés Prenzlauer Berg, la Sredzkistrasse.

Aquí, los vecinos, en su mayoría parejas jóvenes con hijos, se acercan a esta mini biblioteca para buscar libros de su interés.

La diferencia es que no hay bibliotecarios que ayuden ni sillas para quedarse a leer, sólo troncos con nichos de donde cada quien toma o deja libros usados.

"Cada quien es libre de tomar un libro o de dejar alguno que ya no le interese", comentó Holtorf.

Cualquier persona puede tomar un libro, ya sea "Paradiso" de José Lezama Lima, una guía en ruso, un libro de cocina o un tomo de una enciclopedia de economía, irse a leer a algún café cercano y después regresarlo.

Pero también puede llevárselo a casa y quedárselo el tiempo que quiera porque no hay límites de entrega.

A cambio se espera que la persona que tomó un libro deje otro, pero no es una obligación porque siempre habrá alguien que deje más.

"Yo bajé a dejar unos libros de bebés que ya no uso y tomé unos de niños", comentó Petra Ahne, una vecina del lugar con dos hijos gemelos de dos años de edad.

A los pocos minutos llegó otra chica en bicicleta, Anna, quien trajo unas novelas para depositar y buscar algún nuevo título para llevarse.

"Hoy no hay nada que me guste, pero seguramente mañana u otro día sí", dijo, mientras ponía algunos libros en los nichos cubiertos con una tapa de plástico que los protege de las inclemencias climáticas.

Anna es de la opinión que los libros deberían de ponerse a circular en lugar de malvenderlos.

Y ese es justo el objetivo de este "Bosque de Libros" que también hace parte de un movimiento mundial de reciclaje de libros llamado "Book Crossing" o "Libros Libres", como se lo conoce en México.

De forma tradicional, los miembros de este movimiento dejan un libro en algún lugar público como la banca de un parque con una etiqueta que rece "No estoy perdido, soy un libro libre".

"Muchas personas tienen libros que ya no tocan y podrían regalar, pero también libros que les gustaron mucho y que les gustaría compartir con alguien más", se lee en la página de internet de Book Crossing de Alemania.

Los libros están clasificados con una clave que ha sido dada de alta en una página de internet y que se puede rastrear después para ver cuántas personas han leído el libro, quiénes, qué opinan de él y si, incluso, el libro salió de la ciudad de origen para encontrarse en otra parte del mundo.

En Berlín es la primera vez que esta forma de intercambio de libros toma un lugar físico como el "Bosque de Libros" de la Sredzkistrasse.

"Queremos expandirlo a otras ciudades alemanas para que más ciudadanos puedan ser parte de este movimiento", señala Holtorf.

"Bosque de Libros" fue reconocido por el programa Educación para un Desarrollo Sostenible, de la UNESCO, por su valor artesanal y cultural.


Este artículo fué publicado en Reforma el 28 de septiembre 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

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