Bellas Artes abre espacio para el graffiti

Los graffiteros son como la hiedra del cuento, el hermano incómodo, el hijo descarriado, el negrito en el arroz o la oveja negra, según sus propias palabras, no se consideran artistas, pero tampoco 100% vándalos.

Aseguran que el graffiti ha evolucionado tanto que ahora es capaz de entrar a las galerías de arte y obtener remuneraciones económicas para sus autores.

No todo son rayones, el graffiti es tan amplio como el número de personas que lo practica en el país y en todo el mundo. Esa diversidad de formas, técnicas y pensamientos se verán reflejados en la exposición de mural graffiti Oveja negra, que será inaugurada el domingo en la Galería José María Velasco, del Instituto Nacional de Bellas Artes.

Es la primera ocasión en la que un espacio del INBA abre sus puertas a esta forma de expresión que a pesar de que tiene muchos años de existencia, sigue provocando diversos debates entre si es artística o no.

Los jóvenes que la practican en la actualidad no se preocupan por ello, para ellos es simplemente una manera de expresar sus ideas.

Para esta exhibición, 13 graffiteros que han plasmado sus piezas en las calles, sobre bardas y muros de la ciudad de México y zona metropolitana, hicieron obras especiales en las que muestran la evolución en sus técnicas, así como sus inquietudes estéticas, sociales y hasta políticas.

Algunos de ellos han dejado la clandestinidad de pintar de noche y de manera ilegal, para hacer del graffiti una actividad formal que les reditúa recursos económicos.

Ya hay dueños de bares, restaurantes o casas particulares que les piden que decoren sus paredes con alguna de sus creaciones plásticas. Sin embargo, esto no impide que algunos graffiteros se sigan apoderando de las bardas y muros del país.

Se rehúsan a dejar su espíritu rebelde

Miguel Mejía, mejor conocido como Neuzz, tiene 27 años y 11 en el mundo del graffiti. Él se encargó de la selección de los escritores (sus piezas consisten en letras estilizadas) e ilustradores (imágenes figurativas o abstractas) que participan en la exposición. Acepta que los graffiteros son como el pariente incómodo que rompe con las reglas conservadoras de una familia, en este caso, de la familia gráfica.

Aunque al mismo tiempo es el "familiar" que más se divierte, que encuentra nuevas formas de expresión. "El arte no nos quiere, el diseño dice que somos nacos y la publicidad nos desprecia, pero cuando les conviene nos utilizan", precisa.

"Cuando era adolescente, usaba el graffiti como una forma de poder agredir a terceros. Afortunadamente creo que evolucioné. Conocí a otras personas y otro tipo de técnicas y ahora manifiesto rasgos de mi identidad en las pintas, porque mis abuelos y mis padres son de Oaxaca. Ahora no me interesa ser un antagonista de mi entorno, todo lo contrario, pienso que el graffiti tiene la posibilidad de mejorar la ciudad y no de destruirla".

Segoyovbal, graffitero de 26 años de edad, indica que los jóvenes que se dedican hoy en día a esta actividad se han encargado de profesionalizarla y elevarla a una expresión más "pensada".

En tanto que Smith, de 20 años, opina que el graffiti tiene mucho futuro porque ha dejado de ser repudiado y ahora hasta las empresas lo buscan para incluirlo en la publicidad de sus anuncios.

http://www.elimparcial.com/EdicionEnLinea/Notas/VidayEstilo/17042008/299074.aspx

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